A la sombra del asado

Y si, estos últimos días los hemos pasado relajándonos un poco (sólo un poco) en el interior de Argentina. Hemos huído de Buenos Aires, aprovechando que este lunes era feriado, para descansar y respirar aire puro en Pergamino, a 230 kilómetros de la ciudad porteña, y los españoles hemos probado (al fin) las bondades gastronómicas... ¿Bondades? Asado típicamente argentino cocinado por un experto, con costillas, choris y vacío. Unos canelones de espinacas deliciosos, carne en salsa, pianonos, empanadas, y pierdo la cuenta...

A Buenos Aires volveremos con las pilas cargadas y la barriga llena. Además, hemos aprovechado los tres mosqueteros para hablar mucho de la peli, del proceso en el que estamos metidos de lleno, de la producción, de calendarios, de necesidades, deseos, de posibilidades, de nuevos caminos que investigaremos para ver si le convienen al proyecto, de un montón de cosas que seguro revertirán para bien en este proceso que avanza a buen paso, sin detenerse, con una ilusión que cada ensayo va recargándose y tomando más fuerza, con la convicción de que esto es imparable.

Y quizá, ahora nos empezamos a dar cuenta del valor de esa frase (que no sé quien dijo o si realmente fue así, pero me viene a la cabeza): ¡qué grande es el cine!